Al principio al aplicarla en mi piel, no me olía a nada. Pero nada nada. Sin embargo, me llegaban a la nariz soplos de ámbar vainilla. Después de 40 minutos, por fin logré percibir en mi piel un aroma delicado ámbar con caramelo. No me llegan las notas medicinales, de consulta de dentista o metalicas, me maravilla ver cómo una misma fragancia le huele tan diferente a diferentes personas, o quizás la química de la piel hace que la fragancia huela distinto en cada quien. En la primera hora, solo pude detectar un aroma dulce ámbar que me recuerda a la vainilla. La dulzura de la fragancia, pienso, es psicológica, ya que no tiene ninguna nota realmente dulce. Es solo un aroma ámbar delicado que te trae a la mente una suave imagen de caramelo, por eso mismo no empalaga.
1.5 horas después por fin salió a relucir la nota metálica. De hecho, en este punto también de pronto me olía mal pero no sé describir a qué exactamente. Olía bien, luego bien, y de pronto, mal. Me asombra como un perfume puede darme tantos aromas tan distintos entre sí cuando la estela llega a mi nariz. Este perfume es todo menos linear, el perfume evoluciona y se hace cada vez más fuerte y nítido.
Como hay buenas imitaciones de este perfume, no recomiendo comprarlo. La mejor opción es en decant y usarlo en ocasiones especiales en otoño e invierno, en la noche.